Arqueóloga: Monika Therrien, Restaurador: David Cohen
Desde 1998 se ha venido construyendo, de manera más sistemática, un marco de preguntas y problemas de investigación que han permitido avanzar en el conocimiento de la historia social y cultural de Cartagena de Indias desde las perspectivas postestructuralistas de la arqueología histórica, y con la aplicación rigurosa de métodos de excavación y de análisis de los artefactos.
En primer lugar, los sondeos realizados en lo que fue el Colegio de la Compañía de los jesuitas (hoy Claustro de San Pedro Claver), permitieron establecer la evolución de la manzana que ocupa la actual edificación desde antes de 1614, cuando se instalaran allí los religiosos, hasta finales del siglo XX, cuando se proyectan los estudios para su intervención. Al sumarse a estos resultados el estudio arqueológico del antiguo convento de Santo Domingo, el contraste de las evidencias de uno y otro sitio permitieron observar varios aspectos interesantes que han contribuido con plantear otra mirada a los habitus configurados en la evolución de las poblaciones presentes en la ciudad (estudios realizados en San Pedro por Therrien, Suaza y Balén en 1998 y Therrien en 2000; en Santo Domingo por Therrien, Lobo Guerrero y Salamanca en 2001; y publicado por Therrien 2007, en el libro Cartagena de Indias en el siglo XVII, Banco de la República).
En segundo lugar, a partir de estos estudios fue posible identificar los objetos cerámicos que se produjeron en la hacienda de San Bernabé, y que fueron clasificados como tipos Mayólica Cartagena y Cartagena Rojo Compacto (con sus variaciones). En dicha hacienda los jesuitas establecieron un tejar y una fábrica de loza, aparentemente exitosos, pues sus productos son omnipresente en las excavaciones arqueológicas de la ciudad. En particular, la cerámica producida en esta hacienda fue usada en un territorio más amplio que el de la ciudad de Cartagena, pues también se ha identificado material muy similar en Venezuela (en el Estado de Falcón) y en islas del Caribe como Cuba (material del Gabinete del Arqueólogo de La Habana). Muy probablemente se trate además del tipo identificado por Lister y Lister (1982) como una variante del Marine Ware, del que los autores no dan más información, al igual que tampoco lo hacen estudios posteriores (Deagan, 1987).
Paralelo a estos hallazgos, también se ha verificado la presencia de la producción y uso durante los periodos prehispánico, de contacto y colonial de materiales cerámicos de la tradición indígena, los que fueron clasificados como Crespo Fino, Crespo Rojo Arenoso y Crespo Café Arenoso, siguiendo la denominación del complejo cerámico de Crespo dada por Alicia de Reichel (1954) a los materiales hallados en el sitio excavado por ella en esa área. En el marco de la reciente excavación del edificio de la Gobernación de Bolívar (ver proyecto de estudio arqueológico e histórico en esta misma página web) se obtuvo un importante conjunto de estos materiales que llevan a indagar sobre su coexistencia con los materiales criollos y europeos.
Este proyecto actualmente en curso y que ha contado con el apoyo de la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN) del Banco de la República, pretende analizar estos diferentes tipos de material cultural mediante técnicas de identificación mineralógicas y petrográficas para determinar, con base en estos análisis arqueométricos, los indicadores de reconocimiento de cada tipo, la procedencia de los materiales, las variaciones tecnológicas introducidas por sus artífices en distintos talleres o distintas épocas, la relación de la coloración y los esmaltados con aspectos como el gusto, las prácticas de higiene, comensalidad, de preparación y consumo de alimentos, entre otros aspectos.